La narrativa del éxito personal, tan presente en nuestra sociedad, exalta la idea de que todo individuo puede lograr lo que se proponga si trabaja lo suficiente. Este mito, sostenido por discursos motivacionales y la cultura del emprendimiento, oculta las profundas desigualdades estructurales que moldean nuestras oportunidades. Desde una perspectiva filosófica, ¿hasta qué punto esta narrativa es ética o realista?
El Individualismo como Ideología
Jean-Paul Sartre popularizó la idea de que "estamos condenados a ser libres", enfatizando la responsabilidad individual en la construcción de nuestras vidas. Sin embargo, este enfoque, en su interpretación moderna, ha sido despojado de su dimensión existencial para convertirse en un imperativo social: ser exitoso o fracasar depende únicamente de uno mismo.
La filósofa contemporánea Judith Butler critica esta visión individualista, destacando cómo ignora los factores sociales que nos constituyen. El género, la clase social, el acceso a la educación y las redes de apoyo son determinantes que muchas veces escapan al control individual.
La Invisibilización de las Estructuras de Poder
El mito del éxito personal perpetúa la idea de que las barreras estructurales —como el racismo, el sexismo o la pobreza— no son relevantes si el individuo "se esfuerza lo suficiente". Esta narrativa no solo es engañosa, sino también peligrosa, ya que responsabiliza a los individuos de fracasos que son, en realidad, producto de sistemas desiguales.
Frantz Fanon, en su análisis del colonialismo, ya advertía cómo las estructuras de poder manipulan la subjetividad, haciéndonos creer que los problemas colectivos son meramente personales. En este sentido, el discurso del éxito individual refuerza el statu quo y dificulta la acción colectiva.
El Éxito como Alienación
Karl Marx introdujo el concepto de alienación para describir cómo, en un sistema capitalista, los individuos se desconectan de su esencia humana. La búsqueda del éxito, definida en términos de acumulación de riqueza o estatus, puede ser una forma moderna de alienación. Las personas se ven atrapadas en una carrera interminable, olvidando sus valores y deseos más profundos.
Esta crítica se vincula con las ideas de Byung-Chul Han, quien señala en La Sociedad del Cansancio cómo la autoexplotación se ha convertido en una norma. El individuo, buscando ser su propio "emprendimiento", sacrifica su bienestar mental en nombre de un ideal inalcanzable.
Repensar el Éxito desde la Filosofía
¿Qué significa realmente tener éxito? Para Aristóteles, la verdadera felicidad (eudaimonía) no radica en la riqueza ni en el reconocimiento, sino en vivir una vida virtuosa, en armonía con nuestros valores y en relación con los demás. En lugar de perseguir metas dictadas por una sociedad consumista, podríamos reconsiderar qué es lo que realmente nos da sentido.
Asimismo, desde la perspectiva comunitaria de filósofos como Hannah Arendt, el éxito no debería ser un logro individual, sino un proyecto compartido. Vivir en comunidad implica reconocer que nuestras vidas están entrelazadas y que el bienestar colectivo es más importante que las ambiciones personales.
Una Crítica Necesaria para un Cambio Real
Cuestionar el mito del éxito personal no significa negar el esfuerzo individual, sino ponerlo en su contexto. La filosofía nos invita a mirar más allá de las narrativas simplistas y a reconocer las complejidades del mundo en el que vivimos. Solo al hacerlo, podemos construir una sociedad más justa, donde el éxito no sea un privilegio de pocos, sino un camino accesible para todos.